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VALLE DE ABDALAJIS: Una nueva vida truncada por un derribo...

Una nueva vida truncada por un derribo
Rosa y Salvador perderán su casa mañana si no logran paralizar in extremis el derribo en Alhaurín el Grande
09.04.2013 | 02:05

Rocío Cañada Rosa Gálvez y Salvador Rueda viven con el alma en vilo. Hace nueve años que sus vidas comenzaron a fraguar una tragedia, que el próximo miércoles cumplirá un nuevo capítulo.

Residían en Fuengirola hasta que su hija de 11 años fue víctima de abusos sexuales por parte de un vecino. Después de dos años compartiendo el mismo edificio con el presunto agresor, que hoy cumple condena, tuvieron que huir por «lo insoportable» de la situación que estaban atravesando.

Entonces decidieron refugiarse en Alhaurín el Grande, donde se hicieron una casa en una huerta familiar con el dinero de la venta del piso. «En ese momento no pensamos que construir nuestra casa, en la que ya había una construcción, nos saldría así, y nos arruinaría la vida una vez más», asegura Rosa Gálvez, a la espera de que mañana miércoles se cumpla la sentencia de derribo de su vivienda, situada en el paraje conocido como Puerto Gómez, un terreno no urbanizable.

«Vamos a hacer todo lo posible para paralizar el derribo como hemos hecho hasta ahora», afirmó Rosa, quien señaló que su hija ha escrito una misiva al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, contando su historia y pidiendo que se cancele el derribo, «pero la respuesta ha sido que no pueden hacer nada, que no es de su competencia», precisó la mujer.

«Hemos acudido también al Defensor del Pueblo, José Chamizo, hemos escrito una carta a la reina Doña Sofía y hemos recogido más de 3.000 firmas en el pueblo. Lo hemos hecho todo –cuenta Rosa con desesperación– y el indulto es lo único que nos queda».

Además, en este momento, el que fuera su abogado «nos ha dejado tirados». Aún así, cuenta con el apoyo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

«No entendemos por qué a nosotros; donde se sitúa nuestra casa hay otras muchas, en la misma situación; sin embargo, es la nuestra la única con la orden de derribo», narra Rosa quien, a pesar de que tiene la «suerte» de trabajar, de limpiadora, y su marido Salvador, de jardinero, afirma: «No nos podemos quedar sin casa».

« ¿Cuándo derriben nuestra casa ya se habrá arreglado el problema? –insiste la mujer en su desesperación–. Es totalmente injusto, sólo se han tenido en cuenta las leyes urbanísticas, sin pensar en ningún momento en nuestra situación familiar», narra Rosa.

En este sentido, la mujer se pregunta «por qué la casa es legal a la hora de pagar todo tipo de impuestos como basura, contribución... e incluso podemos estar empadronados allí, sin ningún problema pero tienen que tirarla».

Con todo ello, aún esperan que mañana miércoles llegue un indulto que les permita poder continuar viviendo en su hogar, al que llegaron huyendo de una situación «extrema y desesperada». De hecho, Rosa quiso hacer un llamamiento ayer para que los vecinos y cualquier ciudadano puedan darles su apoyo y acudan mañana miércoles a las 10 para paralizar el derribo de la vivienda.