YUNQUERA: PREGÓN DE LAS FIESTAS DE...

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE
YUNQUERA

A la atención de mis queridos paisanos y amigos, y en particular, al Sr. Alcalde, Teniente Alcalde y Sres. Miembros de la Corporación Municipal,

Ante todo, debo dar las gracias a la Corporación de Fiestas por haber hecho posible que sea yo quien ostente el privilegio de ser el pregonero de las fiestas en honor a la Virgen Nuestra Señora del Rosario y San Sebastián, patrones de mi Yunquera querida. Sí, privilegio, puesto que para mí, Yunquera es mi pasión, y porque me honra formar parte un poquito más de vuestras vidas, paisanos, y sobre todo, amigos.

En primer lugar, quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a nuestro Sr. Alcalde, Don Francisco Oliva Marín, y al Teniente Alcalde, Don José Antonio Víquez Ruiz, por la dedicatoria que hacen de mi persona en el Programa de la Feria.

En segundo lugar, indicar mi humilde reconocimiento y admiración a todos los pregoneros que me han precedido y que han sabido realzar de forma extraordinaria las excelencias de nuestra feria.

Cuando me comunicaron que era uno de los candidatos a realizar el pregón de las fiestas, me pregunté, pero realmente, ¿cómo tiene que comportarse un pregonero? Y busqué qué conllevaba dicha palabra: “Oficial público que en alta voz da los pregones, publica y hace notorio lo que se quiere hacer saber a todos”. Pero no quedándome muy conforme, seguí investigando un poco más de su historia, y encontré que “pregonero es, desde que la palabra existe, el que va delante cantando, el que va delante de una persona o cosa anunciando sus excelencias con la entonación de salmodia que le es propia.” Pero, tranquilos, ¡el cante no es lo mío!

Como muchos de los presentes conocéis, mi nombre es Antonio Ríos Sánchez, popularmente conocido como “Antonio el de Sinmanta”. Por cierto: ¿sabéis de dónde viene el apodo de Sinmanta? Como realmente forma parte de la historia de mi familia, pues os lo voy a revelar. Todo empezó a raíz del coche de viajeros que tenía un hermano de mi padre. En dicho vehículo, mi tío Juan Ríos llevaba a la gente desde Jorox hasta Pizarra, lugar desde donde los viajeros podían coger el tren para proseguir su camino hacia Málaga. Una tarde-noche, a la vuelta de Pizarra, se averió el coche entre Casarabonela y Alozaina y era un día de mucho frío, de aquellos inviernos que teníamos en la zona hace más de medio siglo. Y con ese tiempo tan malo y las bajas temperaturas, a mi tío no se le ocurrió otra cosa que decir: «Si por lo menos tuviéramos una manta…». Y claro, allí con todos los viajeros muertecitos de frío, y sin mantas como comprenderéis, pues ya nos quedamos los “Sinmanta” para el resto de la vida.

Ya que os he relatado el origen de nuestro apodo, quiero aprovechar esta ocasión para hacer una mención especial a mi padre, con el fin de haceros saber que él fue quien trajo el primer coche de viajeros a Yunquera (tuvo que venir desde Pizarra, vía Ardales y El Burgo hasta nuestro pueblo, ya que no existía el Puente de Jorox).

Los yunqueranos, como tantos ciudadanos de otros pueblos, hemos vivido a lo largo de nuestra historia un hecho común, que es la emigración. Desde siempre, muchos de nosotros, hemos estado obligados por circunstancias a buscarnos la vida fuera de nuestro pueblo. Hemos tenido que emigrar a las campiñas de Sevilla o Jerez, o incluso al extranjero, como Suiza, Francia, Alemania, etc. En mi caso concreto, seguí el camino de mis tíos y otros tantos yunqueranos yéndome a Cádiz, a trabajar como chicuco. Por cierto: en mi primer viaje de vuelta al pueblo, precisamente venía para la feria de la Virgen del Rosario, coincidimos en el tren, durante el trayecto de Cádiz a Jerez, Carmen “la Chirra”, Ana Mari “la Gaspara” y yo, que era el más pequeño. En una de las paradas del tren, me bajé para comprar dos cigarrillos, y aproveché para preguntarle al quiosquero que cuántas estaciones nos faltaban hasta llegar a Jerez, y la respuesta que me dió fue: « ¿A Jerez o a Sevilla?», a lo que yo le respondí «No, a Jerez». Así que volvió a preguntarme: « ¿Tú en qué tren vienes?», y le dije « ¿Yo? ¡En éste!». Para mi sorpresa, me contestó: «Pues si vienes en éste, te has pasado dos estaciones desde Jerez para acá. Esta es la estación de Lebrija, que está cerca de Sevilla». Gracias a la buena voluntad del kiosquero, que habló con el Jefe de Estación, nos permitió volver hasta Jerez sin tener que abonar el billete de vuelta. Tardamos 2 días desde Cádiz hasta Yunquera, ¡por poco llegamos a la feria el día de la traca!

De Yunquera, ¡qué os voy a decir! Me quedo con el espíritu trabajador y abnegado de sus gentes. Allá donde nos vimos abocados a ir para buscar el sustento y mejoría del nivel de vida de los nuestros, dejamos constancia de nuestra predisposición e intención de hacer las cosas bien hechas (si mencionara individualmente a los que fueron ejemplo de pundonor y pioneros en estos menesteres, habría de hacer una lista interminable). Además de esa faceta de obligaciones laborales y responsabilidad para con los nuestros, también es necesario resaltar la importante tradición de festejos de nuestro pueblo, que tiene uno de sus mayores exponentes en la extraordinaria manifestación del Día del Corpus Christi. Esta festividad es un claro ejemplo de devoción en la que nos volcamos todos los yunqueranos en realzar la belleza de nuestras calles y rincones blancos, así como la confección de preciosos altares, cuyo estilo de decoración se transmite de generación en generación, para deleite de propios y visitantes. Sobre todo para aquellos que después de muchos años tienen la oportunidad de volver a reencontrarse con tan extraordinarias obras. Tan alto nivel de reconocimiento ha obtenido, que ha sido motivo en varias ocasiones de retransmisión de emisoras de televisión regional (Canal Sur), además de la televisión local. Como no, mención especial también para nuestra Romería de Porticate, que año tras año se supera a sí misma, y que en su última edición ha tenido una extraordinaria asistencia de romeros y caballistas, considerándose hoy en día una de las Fiestas Mayores de la Comarca de la Sierra de las Nieves. Como colofón a nuestro final de verano nos llega la Feria y Fiestas en Honor a nuestros Patrones la Virgen del Rosario y San Sebastián.

En estas fechas todos nuestros paisanos intentan volver, para reencontrarse con familiares y amigos y aprovechar para compartir la alegría propia de estos festejos. Además creo que todos, sin excepción, persiguen, de una u otra manera, rememorar tiempos de nuestra niñez y juventud. En mi caso particular, cada vez que oigo la palabra feria, me trae recuerdos de entrañables momentos, vividos entre todos los amigos de la infancia. Aprovecho la ocasión para recordaros y para que os animéis a la quedada que tenemos pendiente próximamente para todos los quintos del año 46, ya que realmente es algo que me hace mucha ilusión. ¿Os acordáis, “jóvenes de mi edad”, cuándo venía la noria de Luis y el “Mudo”, aquella en la que te ponías junto al “Rubio” con la esperanza de que faltase alguno de contrapeso y te tocara a tí? ¿Os acordáis de la caseta de tiros de Paco y su hija Toti, donde siempre esperabas de que se equivocaran al poner los plomillos y te dieran una posibilidad de tiro extra? ¿Os acordáis del puesto de turrón del “turronero de Ronda”, las sillitas locas de las que aterrizaron José el de “Brevas” y “Malines”? De ahí aquel dicho nuestro: “para reventar como “Brevas”, para caer como “Malines” y “Frasco el de la Papelera”, para llevar las mocitas al cine”. Y qué decir de la caseta de baile que montaba, en su establecimiento, nuestro querido y admirado Miguel Vera Víquez, que en Paz descanse, gran artífice y emprendedor de empresas imposibles para muchos, en la que iniciábamos nuestros primeros bailes y hacíamos nuestras primeras persecuciones amorosas, muchas de las cuáles terminaban con celebraciones eclesiásticas en nuestra entrañable iglesia. También servían estas fechas para desconectar de las clases de Paquita y Don Víctor, a los cuales tengo que agradecerles lo mucho que hicieron por mi formación. También me gustaría recordar a todos mis amigos de la infancia pero sería una lista interminable. No obstante, me gustaría destacar a dos amigos especiales que no han podido venir para esta feria, que son José López Sánchez y Rafael Navas Gómez, esperando que para las próximas sí puedan compartirlas entre nosotros. Todos estos recuerdos de antaño hacen que nos siga alimentando la ilusión necesaria para seguir viniendo a compartir con todos, paisanos y visitantes, nuestra maravillosa feria, disfrutando a su vez de un entorno paisajístico inigualable.