Este
convento contó con grandes
fuentes de riqueza en el ámbito rural a lo largo de su
historia, entre los que destaca el que se produjo a la muerte de de Beatriz Pacheco, duquesa de
Arcos, en 1511 ocasionaron ejemplares muestras arquitectónicas de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, conservadas sin haber sufrido modificaciones importantes que pudieran suponer una deformación considerable de su fisonomía original