En el siglo XVIII tuvieron lugar varias reformas. En torno a 1760 contribuyó Ambrosio de Figueroa, dándole un aspecto similar a la
iglesia de
San Luis de los Franceses de la capital. Antonio de Figueroa y Ruiz realizó una
portada y participó en la decoración del interior. Diego Antonio Díaz colaboró en las obras del crucero y de las cubiertas. En 1771 Jorge de Acevedo realizó la portada principal y, en 1776, diseñó la linterna del crucero y realizó las
esculturas de los evangelistas de las pechinas.