El panorama que se desprende del análisis del repartimiento de
Carmona es el de una sociedad integrada por una mayoría de población musulmana sometida por una minoría de cristianos, castellano-leoneses fundamentalmente y, en menor medida, aragoneses y navarros, que tienen en sus manos el control de las instancias administrativas y las instituciones de gobierno. El porcentaje de musulmanes y mudéjares se reducirá sensiblemente por distintas circunstancias, entre ellas el incumplimiento de las capitulaciones que les aseguraba una vida en libertad.