Esta permanencia de población musulmana se documenta rotundamente por vía arqueológica, ya que la cultura material no muestra el menor indicio de ruptura con la época inmediatamente anterior a la conquista. Por el contrario, cerámicas, fábricas constructivas y otros tantos elementos se insertan plenamente en la tradición islámica. Ejemplos visibles de este fenómeno los encontramos en determinados elementos conservados en algunas casas del barrio de Santiago y de la calle Ancha, auténticas reliquias de los alarifes mudéjares del XIV.