Alfonso X renovó los fueros municipales de Carmona, con la voluntad de uniformar jurídicamente los territorios incorporados a la Corona. Dotó a la ciudad de un término jurisdiccional propio, partiendo de la antigua cora de época islámica y segregando únicamente Marchena. Se trata de un territorio extensísimo, mucho mayor que la demarcación actual, que comprendía Fuentes de Andalucía, Mairena, El Viso y La Campana.