El término de
Carmona disminuye a lo largo del reinado de Felipe II como resultado de la política de obtención de recursos de este monarca. Baldíos y tierras comunales y señoríos de realengo son vendidos a la nobleza para solventar las dificultades financieras de la Corona. En realidad, los reinados de los Austrias suponen para Carmona un continuo esfuerzo para responder a las exigencias de hombres y dinero de la Corte, eternamente implicada en conflictos
militares.