El XVI es el siglo de las grandes fundaciones monásticas, que engullen un buen número de parcelas antes ocupadas por
casas de particulares. Madre de Dios, Concepción, los ya desaparecidos de
Santa Catalina y del Carmen, la renovación de
San Sebastián, son todos ejemplos de la
arquitectura conventual carmonense del quinientos. La urbanística del XVII se reduce a unas cuantas intervenciones puntuales, orientadas a regularizar
calles y dar forma a algunas
plazas. Surgen, casi con su aspecto actual, las plazas de Lasso y de San Blas, mientras que la fundación del
convento de las Descalzas define el espacio de la plazuela de Santa María.