La
iglesia de
San pedro se levanta avanzado el S. XV sobre la
ermita de la
Virgen de la Antigua, con planta basilical característica del mudéjar sevillano, cuya nave central, más espaciosa, está flanqueada por dos naves laterales separadas por
arcos apuntados, y crucero cubierto con
cúpula. En el S. XVIII, en pleno auge del barroco, adquirió el aspecto actual.
Fue en 1783 cuando Andrés Acevedo Fariñas se encarga del acabado de la
torre; aprovechando la base del S. XVII y el
campanario de comienzos del S. XVIII, le suma los tres cuerpos que la rematan, convirtiéndose en la Giraldilla por su gran parecido a la Giralda de
Sevilla.
En el 1984 sufrió un desafortunado incendio, en el que perdió la decoración pictórica barroca y el
retablo mayor.