La
Puerta de
Sevilla es uno de los elementos más representativos del amplio y rico conjunto arquitectónico de
Carmona.
Aunque se han encontrado restos arqueológicos datados entre los S. XIV y XII a. C., su origen está establecido en el S. IX a. C., por lo que en el
monumento, que fue declarado histórico-
artístico antes incluso que la Giralda de Sevilla, se reflejan, igual que en un diario, los hitos y acontecimientos de la
Historia de Occidente, en los que la ciudad ha participado o de los que ha sido testigo.
Efectivamente, han quedado impreso en los sillares de la Puerta de Sevilla la cultura de los habitantes del interior de la meseta peninsular, del Mediterráneo Oriental, fenicios, cartagineses,
romanos, árabes y, finalmente, cristianos.
Los cartagineses construyeron un baluarte sobre la primitiva
torre del siglo VIII a. C., confiriéndole las primeras trazas de su aspecto cuadrangular, pesado y potente, para hacer frente al asalto de los ejércitos romanos. En época de Augusto, estos reforzaron y reformaron la estructura levantada por los cartagineses con el conjunto de
puertas que todavía hoy puede verse. Sobre el bastión se construyó un templo del que se conserva parte de su plataforma/base/ o podio.