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CARMONA: HISTORIA DE CARMONA (II)...

HISTORIA DE CARMONA (II)

El Bronce inicial

Se desarrolla entre el 1800 al 1500 a. C y las características de este periodo es su acentuamiento de los procesos iniciados durante el Calcolitico la sedentarización de las comunidades humanas y una mayor concentración de la población en determinado yacimientos como en Carmona donde existe una mayor jerarquización de la estructura social, aún manteniéndose la base tribal.
Los poblados se sitúan en posiciones estratégicas fácilmente defendibles y se amurallan y de las estructuras de vivienda se cambia de base estructural pasando de cabañas circulares a construcciones de planta rectangular.
Los hábitos económicos cambiar a una base agropecuaria dando menor importancia a la caza y a la recolección y un creciente desarrollo de la metalurgia.
Respecto a las prácticas funerarias es de mencionar el yacimiento de Los Alcores donde se encontraron tres tumbas de pozo y covacha encontrada en la Ronda de San Francisco donde dos de ellos se encuentran totalmente violadas y la tercera conservaba los restos humanos en posición fetal recostado sobre el lado izquierdo y mirando al sur donde le acompañaba un ajuar con tres vasos, dos de ellos tulipiformes y el tercero fragmentado.

El Bronce medio

Se produce en la mitad del II milenio a. C. provocando un cambio radical en las características culturales respecto a los grupos humanos asentados en Carmona. Muchos yacimientos cercanos a Carmona se han abandonado como Alcalá de Guadaira tras ser destruido por un incendio o El Gandul y el ocaso de la cultura del Argar en Andalucía oriental.
Su característica es la presencia de grupos de pastores nómadas procedentes de la Meseta y se produce un cambio que da al traste con las comunidades agrícolas sedentarias.
Los restos arqueológicos que corresponde a esta etapa que se desarrolló entre el 1400 al 1100 a. C se extiende al casco antiguo de la ciudad de Carmona y a las elevaciones próximas como la Batida donde el poblamiento estaba disperso y las estructuras utilizadas para la construcción son tierras rojas procedentes de la descomposición de las rocas terciarias sin la presencia del adobe, muy significativa a partir del Hierro I donde el material usual, es el adobe.
El poblamiento perteneciente a Cogotas I es de estructuras excavadas de distintas dimensiones y formas así como cabañas rectangulares realizadas con materiales de poca consistencia como madera, ramaje, y barro. Una construcción característica de esta etapa esta de estructura excavada en roca documentada y conocida como la costanilla Torre del Oro que se asocia a un silo.
Carmona y Tartessos: Bronce Final y I Hierro

El final de este periodo se acerca al 1100 a. C. y desde este momento hasta la presencia de una nueva población correspondiente al Bronca Final existe un vacío de información donde no se constata la presencia humana, hecho pendiente de investigar.
Este nuevo milenio está testimoniado con el nacimiento, el apogeo y la muerte de Tartessos que es un fenómeno cultural debido al contacto con las dos civilizaciones étnicas diferentes, el mundo indígena y el de los colonizadores orientales, principalmente los fenicios que llegaron a las costas peninsulares al principio del siglo VIII a. C. Las relaciones entre ambas civilizaciones desarrollaron la existencia y el destino final del reino de Gerion, Gargolis, Habis y Argantonio.
A principios del I milenio se desarrollan los grupos étnicos de Tartessos, civilización autóctona que ocuparía el occidente de la actual Andalucía.
Estas gentes no se relacionan con las civilizaciones antes descritas y se fundan nuevos poblados y su presencia se debe a migraciones que se expandieron por aquella zona atraída por los recursos abundantes en el Bajo Guadalquivir y por la mejora de las condiciones climáticas.
Carmona ocupa un lugar estratégico por su ubicación a las rutas del Bajo Guadalquivir por sus condiciones orográficas, sus defensas naturales y recursos naturales agropecuarios como el control de las rutas del comercio.
La tipología de los poblados serían cabañas circulares realizadas con un zócalo de piedra y un alzado de adobes y ramajes juntó a otros espacios destinados a la guarda del grano y del ganado. De los restos arqueológicos encontrados se deduce el uso de utensilios principalmente cerámicos y que sus prácticas económicas se basaban en la explotación agropecuaria.
Poco se conoce de las costumbres religiosas o funerarias ya que no se han encontrado ni una sola necrópolis en el Bajo Guadalquivir. Al contrario si se han encontrado hallazgos de armas y objetos metálicos, dentro de los ríos como objetos de barcos hundidos o acciones bélicas ocurridas en sus cursos pero la ausencia de comentarios cabe pensar que pertenecen a ofrendas funerarias arrojadas a los ríos junto a los cadáveres de los muertos.
En el siglo VIII a. C. se produce un fenómeno cree que transformaría la historia de las comunidades de la Baja Andalucía. Los fenicios principalmente tirios llegan a las costas andaluzas como consecuencia de la expansión que habían iniciado en el Mediterráneo con la finalidad de crear pequeñas colonias para comerciar con la población autóctona en busca de metales y otros objetos de buen precio en origen. Así fundan Cádiz e instalan por toda la costa andaluza de colonias situadas en la desembocadura de los ríos que sirven como vías de comunicación con el interior.
No obstante parece ser que las colonias fenicias se expandieron por la costa atlántica de Portugal y hay testimonios que se establecieron también en enclaves tartesios para comerciar con estos.
Desde mediados del siglo VIIIa. C se desarrollaron poblados tartesios en Carmona en el núcleo de población estable en la zona situada en el extremo norte, el actual barrio de San Blas.
El lugar era de una extensión de 6 Hectáreas y constituía una fortaleza natural desde donde se dominaba los caminos del Guadalquivir al interior de la región.
Los primeros contactos entre la población autóctona y los fenicios están representados por los restos de cerámica, fechada en el siglo VIII a. C. Posteriormente en los siglos VII y VI a. C existen edificios construidos con técnicas orientales. En 1988 y tras investigaciones se encontró un muro de 1,10 metros lineales de anchura construido en aparejo mixto de sillares y mampostería en el solar Nº 2 de la C/Higueral de Carmona. Ese muro construido con técnica oriental se construyó a la mitad del siglo VI a. C.
En 1992 se encontraron en la casa del Marqués de Saltillo unas estructuras pertenecientes a tres edificios superpuestos construidos entre la segunda mitad del siglo VII y mediados del siglo V a. C. Uno de los edificios tenía paredes de adobes sobre zócalos de piedra revocados con una arcilla amarillenta encalada. En el suelo de la arcilla rojiza aparecían restos de tres pithoi o tinajas decoradas con motivos animales y vegetales típicamente orientales.
El mayor de las tres representa un cortejo de cuatro grifos, seres híbridos con cabeza y cuello y alas de ave, cuerpos de ciervo o bóvido y rabo de toro. Los otros dos representan motivos de flores y capullos de lotos entrelazados. Junto a estos vasos aparecieron además dos copas, un plato y cuatro cucharas de marfil talladas imitando a las cuatro patas de un ciervo, cabras o bóvidas. La Sociedad Arqueológica de Carmona ha seguido excavando gran parte de los túmulos funerarios que rodean la ciudad y lo cercano al Acebuchal y han descubierto la necrópolis de la Cruz del Negro, quizás un cementerio fenicio, que ha proporcionado materiales diversos de raíz oriental entre los más destacados están los marfiles.
Tras la presencia fenicia se transformo el núcleo urbano y las cabañas circulares se transformaron en casas rectangulares y el núcleo protourbano se protegía con una muralla en talud construida en mampostería que defendía el flanco oeste.
Este proceso de transformación culminaría en la mitad del siglo VI a. C cuando la caída de Tiro desmoronándose la estructura comercial fenicia en Occidente arrastrando hacia la ruina al mítico Tartessios.

Julio Reyes Rubio