Existen escasos restos de épocas anteriores a la Edad Media y a la Edad Moderna, pero cabría destacar el dolmen situado en el término de la pedanía de Las Cañadillas. También hay un número considerable de túmulos de
piedra, cuyo significado se desconoce. Los lugareños suelen coincidir en que se trata de antiguos asentamientos árabes e incluso
romanos, debido principalmente a pequeños hallazgos fortuitos que dan posibles evidencias (como monedas). En 1594
Castillo de las Guardas formaba parte del reino de
Sevilla en la
Sierra de Aroche y contaba con 509 vecinos pecheros
La población del municipio ascendía a 1.800 habitantes en 1996, que se distribuyen entre catorce entidades de población, trece aldeas más la villa de El Castillo. Estas aldeas son:
La Alcornocosa, el Alisar,
Archidona,
Arroyo de la Plata,
la Aulaga, las Cañadillas,
el Cañuelo,
las Cortecillas,
Minas del Castillo de las Guardas,
el Pedrosillo,
el Peralejo,
Peroamigo y
Valdeflores. De todas ellas destacan por su tamaño, Arroyo de la Plata y Minas del Castillo de las Guardas, con más de 200 y 160 viviendas, respectivamente.
Los dólmenes, la orfebrería y otro tipo de vestigios documentan la hipótesis que señala la existencia de pobladores prehistóricos en estos lugares. Desde tiempos remotos se explotaron las riquezas minerales, como parece que sucedió con los tartesios en su búsqueda de cobre y plomo. La herencia minera pasó a los fenicios y romanos, quienes convirtieron la zona en un centro esencial de la economía comarcal y se preocuparon de diseñar rutas para el transporte y las comunicaciones entre este lugar,
Huelva y
Río Tinto.
En tiempos de los árabes, lo que hoy es el Castillo de las Guardas sobresalía como núcleo habitado y emplazamiento estratégico; en el
pueblo había una mezquita,
cementerio y otras instalaciones islámicas que revelan su prestigio. En 1247, la conquista Fernando III y la encomendó al
Ayuntamiento de Sevilla, con lo que se vió libre de señoríos hasta su emancipación a finales del siglo XVII.
Tres elementos han configurado a lo largo del tiempo la estructura urbana de la villa. De una parte, el Castillo, al calor del cual se origina el núcleo urbano y que se va extendiendo progresivamente hacia el este; un segundo elemento, son los diversos
caminos y
carreteras que surgen del núcleo urbano y que han servido de apoyo a las diferentes etapas de crecimiento; y, por último, la topografía accidentada que ha obligado a unas expansiones adaptadas al relieve con lo que la trama urbana, presenta una estructura compleja similar a la otros
pueblos serranos andaluces.
Además de los dólmenes megalíticos, la
cerámica y joyas prehistóricas, el cementerio árabe, el castillo y otros muchos restos almacenados por el tiempo, esta localidad exhibe otros contenidos artísticos y monumentales. El
edificio más representativo es la
Iglesia Parroquial de
San Juan Bautista. La primitiva iglesia, probablemente mudéjar, posee elementos del período renacentista avanzado aunque los sucesos previos a la guerra civil causaron pérdidas importantes. También son de señalar la
Fuente Abrevadero y la peculiar y hermosa
plaza de toros.
Existen escasos restos de épocas anteriores a la Edad Media y a la Edad Moderna, pero cabría destacar el dolmen situado en el término de la pedanía de Las Cañadillas. También hay un número considerable de túmulos de piedra, cuyo significado se desconoce. Los lugareños suelen coincidir en que se trata de antiguos asentamientos árabes e incluso romanos, debido principalmente a pequeños hallazgos fortuitos que dan posibles evidencias (como monedas). En 1594 Castillo de las Guardas formaba parte del reino de Sevilla en la Sierra de Aroche y contaba con 509 vecinos pecheros