La enorme producción vinícola que tuvo Cazalla durante los siglos XV y XVI, dio como resultado la destilación de los sobrantes para obtener el alcohol con el que se empezó a fabricar el famoso aguardiente, que a partir de entonces toma el topónimo de nuestra población "Cazalla". La calidad de las vides, el clima y la composición de la tierra, componían los factores idóneos para conseguir este especial linaje. Quince
fábricas dedicadas a la producción de aguardiente llegó a tener Cazalla (Anís Corona, Ideal, La Cepa,
Torre del Oro, etc.), de las que solo sobreviven dos. Este producto se sigue fabricando manteniendo y conservando las técnicas y casi las mismas instalaciones que antaño. Derivado de estos anises y aprovechando los
frutos que crecen al borde de regajos y en solana se obtiene, por maceración en aguardiente los licores de bruños, ciruelas y, el más afamado Licor de Guindas.