Historia:
La
Plaza Mayor de
Écija es conocida popularmente por “el
Salón”. En ella han pervivido algunos
edificios singulares denominados «
miradores» que poseían las
familias nobles para contemplar los festejos que allí se celebraban, como corridas de
toros, obras de
teatro, etc. Era frecuente su alquiler para tales eventos. De entre los miradores, uno de los más destacados es el que poseía el marqués de Peñaflor.
En julio de 1935 sufrió un grave incendio que destruyó su interior.
Descripción:
Este
edificio, del siglo XVIII, es de poco fondo pero de gran desarrollo en la
fachada como corresponde a su finalidad. En 1761 fue objeto de una importante remodelación que responde a los conceptos de uniformidad, unidad y grandiosidad. Intervinieron los mejores artífices de Écija de la época. Consta de cuatro plantas y fachada que estuvo policromada en vivos
colores. La planta basa se compone de
soportales y las plantas superiores, guarnecidas de guardapolvos en los que se conservan restos de pinturas murales, como era habitual en el gran siglo ecijano, estaban dotadas de galerías abiertas. En la parte superior, un antepecho que se eleva en el centro para sostener el
escudo de los marqueses de Peñaflor que, en origen estuvo policromado. Coronan el edificio cinco
estatuas. Dos de ellas, bustos representando caballeros con tocados orientales y cadenas sobre sus hombros, se disponen a derecha e izquierda del escudo de armas, representando la Virtud y la Razón. Otras dos, figuras femeninas de cuerpo entero manteniendo sendos cantaros que vierten, representan la alegoría de la Abundancia. La
estatua central, otra figura femenina con los brazos en las caderas, representa también a la Abundancia. Fueron obra de Juan Antonio Blanco, maestro cantero de Estepa. Originalmente estaban doradas. El marqués invirtió en este edificio más de 40.000 reales.
Grado de protección legal:
Catalogado en el Plan Especial del
Centro Histórico (Pepriccha) con un nivel de protección C.
Intervenciones:
Las cinco estatuas del siglo XVIII que coronaban el
Mirador de Peñaflor fueran retiradas por motivos de seguridad y para su restauración en marzo de 2012.
Estado de conservación:
Viene sufriendo un visible deterioro lo que ha ocasionado que las cinco estatuas del siglo XVIII que coronaban el Mirador fueran retiradas por motivos de seguridad y para su restauración en marzo de 2012.
Según los técnicos municipales, “Son
esculturas que tienen alrededor de 300 años de
antigüedad y la base de mortero que las une al edificio está ya bastante deteriorada por el tiempo y el clima”. Una vez retiradas las estatuas, han podido comprobar que incluso los vástagos metálicos que unían las figuras al
tejado del mirador, algunos de poco más de 10 centímetros, “estaban deteriorados y cubiertos de verdina”.
La estatua central, la mayor de todas, presentaba una peligrosa inclinación hacia la
calle, a pesar de estar sujeta con abrazaderas metálicas desde hace años.
Actualmente el edificio está cubierto por una red para evitar accidentes por desprendimientos.