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EL SAUCEJO: Si hay una referencia que sitúa a un saucejeño que...

Si hay una referencia que sitúa a un saucejeño que viene de fuera de que está llegando a su pueblo, esta es el Peñón de Algámitas: él está ahí imponente, orgulloso y magnífico. Él sabe que no es Sierra Nevada, ni el Pirineo ni el Teide, pero para cerro de pueblo no está mal. Añora aquellos tiempos en que fue una de las últimas montañas sagradas de los desaparecidos nehandertales europeos, después perteneció a los tartessios y hasta él vinieron los fenicios, vio pasar por sus faldas las legiones romanas y las huestes de Tarik y hasta la princesa Micomicona tuvo que bordearlo en su camino entre el mar y Osuna (aunque este detalle no lo menciona Cervantes) y un sin fin de hechos importantes. Siendo yo niño me contó un viejo sabio este cuento: cuando Dios acabó el mundo reunió a la gente de todos lo pueblos para ver si estaban de acuerdo con su obra, por si querían algún retoque, algo que les faltara. Cuando llegó el turno de los saucejeños le pidieron un cerro muy grande, un peñón y Dios les contestó que no podía ser, que el que tenía era para los algamiteños. Los de El Saucejo no se dieron por vencidos y pidieron algo más modesto, un cerro en forma de cono que pudiera verse desde muy lejos, desde la Giralda de Sevilla y Dios les dijo que no, que tenía un cerro llamado la Gomera, y que ya se lo habían pedido los de Osuna. Viendo Dios lo triste que se quedaban nuestros paisanos les dio Pedro Benítez, haciendo estas aclaraciones: “Este cerro que os doy, está lleno de tesoros, y sólo vosotros podréis disfrutar de su visión. Además os he puesto la Gomera donde está para que os proteja en verano del aire caliente de la campiña y en invierno del frío del norte y el Peñón en ese lugar para que no os tape el aire fresco del mar. Además que tanto el Peñón como la Gomera sólo desde vuestro pueblo se podrán ver en toda su grandeza”. De la veracidad del cuento tenemos la prueba de lo agradables que son en El Saucejo las noches de verano.
Pepe.