En
Gelves el asentamiento humano se remonta, según los restos encontrados, al período del Paleolítico inferior. Aunque se tienen pocas noticias sobre el origen del
pueblo. La primera fundación parece datar de la época turdetana (pueblo íbero del siglo VI a. C. con influencia griega y cartaginesa, descendientes históricos de los tartesos, que habitaba en la Turdetania, región que abarcaba el
valle del Guadalquivir desde el Algarve en
Portugal hasta
Sierra Morena, coincidiendo con los territorios de la antigua civilización de Tartesos), este hecho se apoya en la tesis de que el nombre de "Gelduba" procede de esta civilización. Aunque el nombre actual puede proceder, según el arqueólogo Rodrigo Caro, de "Vergendum" o de "Iuli Genius", sin embargo Serrano Ortega afirma que en época
romana se denominó Gelduba y que como hemos dicho correspondía a la región de los turdetanos.
Parece ser que la villa fue fundada por el padre de Julio César, llamado Lucio Vergento. Otros piensan sin embargo que la fundó Augusto César, al que adulaban con el nombre de "Genio", de donde pudo derivar el término de Gelves. Durante el periodo de ocupación árabe se la denominó Gel-Bal (
monte de recreo).
Fue conquistada en 1247, por las tropas capitaneadas por Pelay Pérez Correa, Maestre de la Orden de Santiago, que tomaron por asalto Gelves, como operación previa para la conquista de
Sevilla, arrasándolo y marchando luego contra Sevilla aún en poder de los musulmanes. Seis años después sería nuevamente reconquistada por Alfonso X, el cual posteriormente la cedió a Ruy López de Mendoza a cambio de que este costeara dos galeras para la defensa del reino, ya que las arcas reales se encontraban en una situación precaria. Después pasaría a la
casa de Guzmán y nuevamente en 1370 a manos de Fernando Sánchez de Tovar. Este pueblo gozaría de gran importancia durante el reinado de los Reyes Católicos, por su apoyo económico y material que el pueblo prestaba en las campañas
militares y en el proyecto del descubrimiento del continente americano.
En 1527, el territorio pertenecía al Conde de Ureña, a quien el rey Carlos I le concedió el privilegio de poder vender Gelves a Don Jorge de Portugal. El monarca crea en ese momento el Condado de Gelves y así Don Jorge, también duque de Veragua, y su esposa Isabel de
Toledo son los primeros condes de Gelves y señores de Villanueva del Ariscal. Tras su muerte pasaría por herencia a manos de su hijo, Álvaro de Portugal y a su esposa Leonor de Milán.
Durante el siglo XVIII Gelves fue famosa por sus
aguas y
paisajes, y bajo la propiedad de los duques adquirió una vida social importante. En 1736 sufrió una de las mayores catástrofes de su
historia con el desbordamiento del
río Guadalquivir que provocó grandes destrozos y la pérdida de numerosos vecinos.
En 1766 el título de conde de Gelves lo ostentaba Pedro Manuel Florentín Colón de Portugal, continuando la línea duque de Veragua, que traslada su residencia oficial a la corte, lo que produjo que el pueblo perdiese importancia.
En el siglo XIX Gelves se conoció como una villa pintoresca, rodeada de fértiles
huertas. De la época romántica, se la llegará a conocer por la literatura nacional con el Duque de Rivas, Don Álvaro o la fuerza del sino, El Guzmán de Alfarache, El Diablo Cojuelo, El Lazarillo de Tormes, Simón Verde de Fernán Caballero y Las Márgenes del Guadalquivir de Edmundo Noel. Importantes viajeros también realizaron descripciones de Gelves como Washington Irving, Francisco Rodríguez Marín, Karl Baedeker…
En el siglo XIX, con la caída de los señoríos se constituye su
ayuntamiento constitucional según la Constitución de
Cádiz de 1812. En 1902 el título de Conde de Gelves pasó a la casa ducal de Alba, hasta 1974, año en el que empezaron a vender sus tierras a los colonos y a ceder otras propiedades.
GELVES: v. con ayunt. en la prov., part. jud., aud. terr., c. g. y dióc. de Sevilla (1 leg.): SIT. en forma de anfiteatro a la falda de un cerro que dista 200 varas del Guadalquivir, cuya vista con los vapores y
barcos que continuamente le surcan, la de Sevilla, Carmona y otros
pueblos con sus risueñas vegas y fértiles huertas llenas de naranjas y otros
árboles, ofrece un espectáculo tan halagüeño como sorprendente. El CLIMA es templado, y los vientos del N. y S.; poro las aguas estancadas que forman varias
lagunas inmediatas a la pobl., son causa de las tercianas y cuartanas que de ordinario se padecen, cuyo mal pudiera remediarse desaguándolas en dirección al r.: también se desarrollan algunas calenturas nerviosas y pútridas. Tiene 173
CASAS, algunas muy miserables, un
palacio del duque de Berwik y Alba, dueño de todo el terr.; una
plaza, seis
calles casi intransitables, 3
fuentes de aguas muy delgadas y saludables, y 4 en el térm.; cárcel en un mezquino local propio de dicho duque;
escuela de primera enseñanza, concurrida por 40 alumnos y dotada con 1,100 rs. anuales, otra de niñas sin dotación fija; igl. parr. (Sta. Maria de Gracia), curato de entrada y patronato del dueño del terr., servido por el párroco. Además del
cementerio público hay un panteón subterráneo, que forma una segunda igl. debajo de la mencionada, construido a expensas de los ascendientes de dicha casa; entre cuyos restos mortales figuran los de D. Pedro Ñuño Colon de Portugal y Castro, virrey que fue de Méjico. Confina por N. con
San Juan de Aznalfarache que dist. 1/2 leg.; E. con el Guadalquivir; S. con
Palomares (3/4 leg.), y O. con
Mairena del Aljarafe a igual dist.: el término se extiende por el primer punto 1/4 leg., por el tercero 1/2 y por el cuarto 1/4, y comprende los cas. denominados
Torre-quemada, Simón-verde, el Cañuelo, el Pandero, la
Huerta-chica y Huerta-grande. De todos ellos (dos de los cuales tienen oratorio público), el primero es el más notable y puede reputarse de los mejores de
Andalucía por la magnificencia, estension y solidez de su grandioso
edificio, así como por la riqueza de sus
pinares,
olivos y viñedos: perteneció al
colegió de Jesuitas del reino de
Chile, antes de su expulsión por Carlos III. El térm. ecl., que se extiende más que el civil, comprende un terreno llamado isla de Garza, dependiente en lo político de Sevilla, que se compone de naranjales y tierras de labor, y además los cas. llamados Huerta de la
Cruz, del Carmen, de Molini, de Cabazas y del
Mirador. El TERRENO es llano y fértil y le baña el Guadalquivir a la dist. que anteriormente hemos manifestado: sus aguas suelen desbordarse con las abundantes
lluvias por falta de profundidad en el cauce; y entonces inundada la vega, no rinde los copiosos
frutos de que es susceptible. Desde Sevilla a esta pobl. solo media a la márg. der. del r. la de San Juan de Aznalfarache, a la cual,
Coria del Rio, Palomares y Mairena del Aljarafe conducen los
CAMINOS del térm. malísimos en tiempo de lluvias. La CORRESPONDENCIA se recibe de Sevilla por balijero 3 veces a la semana, PROD.: trigo, cebada, maíz, garbanzos, yeros, saina, aceite, naranjas, limones, uvas y otras
frutas;
ganado yeguar y
vacuno;
caza de conejos, perdices, liebres y codornices;
pesca de sábalos, róbalos, albures, anguilas y barbos. La mayor cosecha es de trigo, cebada y aceite, distinguiéndose también las muchas y excelentes naranjas, y las uvas llamadas sóvenes que maduran a fines de junio, de piel muy delgada y un dulce exquisito; con la particularidad de ser este térm. el único punto donde se criaban, hasta hace algunos años que se han transmitido a dos inmediatos. También es un art. remarcable de producción la raíz de orozuz, de que abunda mucho este
campo, y que después de bien seca, en estrado o elaborada formando una pasta, se exporta abundantemente para el extranjero. IND.: la agrícola y 3
molinos de aceite. Los jornaleros en las temporadas que les falta trabajo se dedican a sacar orozuz y ganan tanto o más que en los jornales ordinarios, siendo este un recurso de grande estima, POBL.: 167 vec., 699 alm. CAP. PROD.: para conlr. Directas 4.438,700 rs.; producto 133,161: para indirectas 3.170,667, producto 95,120. CONTR.: 37,230 rs.
* Diccionario geográfico – estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1847.