Pues el 4 de julio de 1212 las temperaturas rozaron los 46 grados.
Dicen que el 19 de junio de 1798 se llegó a los 44 grados.
Según cuenta Natalio Fernández el 2 de agosto de 1918 a las 3 de la tarde se llegó a los 44 grados y pudo freir un huevo en la acera delante de su casa.