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Esta es la calle Lope de Vega. Es la última del barrio bajo o como se dice ahora el límite sur del casco urbano. A espaldas de sus casas está el campo abierto, interrumpido sólo durante unos metros por el paso de la autovía A-4. La calle Lope de Vega comienza en los escalones del parque de las escuelas viejas y se deja caer en una pronunciada pendiente hasta la plaza de los huertos, llamada así porque al lado se encuentran los huertos que el Ayuntamiento dió a los jubilados. Tradicionalmente esa zona siempre ha sido de huertas. Recuerdo especialmente la "Huerta de Currillo" porque en algún verano abría la alberca como piscina pública. La alberca era pequeña y yo tengo mal recuerdo de ella porque una vez que me bañé allí, entre el miedo que me daba, los niños zambulléndose por todos lados y el suelo resbaladizo por la verdina, me pasé toda la tarde agarrado a la orilla y tiritando, a medias por el frío, a medias por el susto. Eso si, recuerdo que a mi alrededor todos los niños disfrutaban mucho.
