Una cosa que objetar a esta hermandad que me precede en su procesionar por las calles de lebrija.Cuando un pequeño niño, un chaval o un hombre, ataviado con una tunica negra, o con una ropita de costalero negra, aparece por el recorrido de vuestra hermandad no lo hace con animo de ofender a nadie, si no todo lo contrario, para mostrar a esa hermandad todos sus respetos, ya que si esa persona fuera a su casa a soltar ese atuendo, no podria con el cansancio acumulado de toda la noche y caeria rendido en cualquier rincon de su casa.Asi pues, desde mi humilde punto de vista, la mezcla de colores azul, blanco y negro, me parece preciosa, y nada criticable la presencia de dolorosos por el discurrir de los Cruceros.