Qué orgullo tan grande, Madre mía, ser tu costalero.
Qué orgullo tan grande, Madre mía, es poder llevarte lentamente a tu
carreta.
Qué orgullo tan grande,
Virgen mía, es ser molarño y tenerte por alcaldesa perpétua
Viva la Virgen de Fátima, Viva la Alcaldesa Perpétua, Viva la Madre de Dios.