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MARCHENA: V. MARCHENA....

V. MARCHENA.

1. HISTORIA DE MARCHENA.

Es una villa de la provincia de Sevilla, ubicada en la Comarca de Morón y Marchena y situada a 64 km de Sevilla Capital.
Existen testimonios arqueológicos de la presencia del hombre en este lugar desde la Edad de Bronce aunque la fundación de “Martia” nombre autóctono que se remonta al año 169 a. C correspondiente a la Paz Romana, tras la finalización de las Guerras Púnicas.
En la época romana debió ser una explotación agrícola poco poblada. Otras la invasión árabe en el año 711 fue denominada “Marsen” debido a la gran cantidad de olivos que rodeaban la población y alcanzó un gran desarrollo urbanístico siendo amurallada en el periodo entre el siglo XI y XII.
. Sería en el siglo XIII cuando el rey de León y de Castilla Fernando III El Santo quien conquista Sevilla y tierras aledañas y se convierte en una ciudad de realengo hasta que durante el reinad de Fernando IV de Castilla es concedida como Señorío a Fernando Ponce de León, bisnieto del rey Alfonso IX de León aunque antes había pertenecido a Alonso Pérez de Guzmán, defensor de la Plaza de Tarifa. Durante muchos años se mantuvo el Señorío Marchena en posesión de la familia Ponce de León de la que procede la Casa de Arcos.
En 1367 Juan Ponce de León, Señor de Marchena fue ejecutado en Sevilla junto al almirante Egidio Bocanegra en 1367 y un año después Marchena y sus tierras fueron saqueadas por él rey nazarí Mohammed V de Granada como aliado del rey Pedro I El Cruel de Castilla quien derribó las murallas de la villa. El nombre actual de la población procede del Decreto de los Reyes Católicos.
El núcleo urbano es de la época musulmana y se componía de la alcazaba ubicada al norte y del caserío que se extendía hacia el sur ocupando la colina. Era la infraestructura de una ciudad musulmana porque las calles partían de las puertas principales y tenían muchos quiebros y adarves siendo las manzanas en su proyección irregulares y disponían de grandes patios y plazas encadenadas.
Durante el periodo cristiano de la Baja Edad Media (siglos XIV y XV) se reutiliza la ciudad musulmana y se renueva el caserío intramuros construyendo nuevas murallas y se transforma la vieja Alcazaba en un auténtico Castillo señorial y se realizan las obras del Palacio Ducal.
Desde finales del siglo XV hasta lo principios del siglo XIX, Marchena cuenta con varias puertas que comunican las principales caminos de salida y así la Puerta de Sevilla (conocida como el Arco de la Rosa) se abre actualmente a una plaza triangular exterior y de la que se inician las calles que forman el Barrio de San Miguel.
La Puerta de Morón está llena de edificaciones y su entorno exterior es conocida como “Los Cuatro Castillos” es un punto clave para el desarrollo del núcleo urbano y supone el cruce de cuatro calles, dos de ronda exterior, otra coincidente con el camino de Morón (que origino el Barrio de San Sebastián) y la cuarta que es la separación de los Barrios San Miguel y San Sebastián.
Existían otras puertas, la de Carmona al noroeste y la de Osuna al sureste pero ya han desaparecido aunque la última existe un espacio de plaza que originó a partir del siglo XVI el Barrio de San Andrés.
La expansión exterior de los siglos XVI y XVII hacia las puertas de Sevilla, de Morón de la Frontera y de Osuna hizo que la ciudad ocupara la colina que está situada al suroeste de la ciudad amurallada.
Actualmente Marchena se asienta en dos colinas de similar altitud, unida por una vaguada por la que se dirige el camino de Morón. Durante el siglo XVIII hay mucho desarrollo urbanístico y se construyen palacios y casas importantes de gran valor arquitectónico. En el área de intramuros se construye la Plaza de Arriba donde se sitúa el viejo Ayuntamiento y el desaparecido Palacio de los Duques de Arcos.
Esta plaza está ocupada por edificios de cuatro plantas y se accede a ella por cuatro grandes arcos, tres en la esquina y uno en el centro del lado occidental.
En el siglo XIX comienza a decaer la Plaza de Arriba desplazándose el centro cívico a la puerta de Morón. La vieja ciudad intramuros correspondiente el Barrio de San Juan se abandona y se degrada potenciando el Barrio de San Miguel y San Sebastián.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba. Así también existían otras partidas como las de Bustamante, Bartolo y Trigo que actuaban en Cordoba, Sevilla y Huelva.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Marchena, dentro de la provincia de Sevilla.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A finales del siglo se introduce el ferrocarril, se mejoran las carreteras y la incipiente industrialización de la zona permite una recuperación económica que se produce en la primera mitad del siglo XX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Marchena es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Durante estos años se produce un desarrollo urbanístico y surge el Barrio de la Estación hacia el noroeste que es el núcleo de los asentamientos residenciales de los años 60.
Posteriormente se ordenan las grandes manzanas del Barrio de San Sebastián y se construye el nuevo barrio como Juan XXIII y La Paz.
En 1960 se edifica un nuevo Ayuntamiento, ordenándose la Plaza donde se encuentra situado en el ángulo sur de la ciudad amurallada y cerca de la puerta de Morón de la Frontera.
Terminada la guerra, y transcurrida su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.