La ciudad constituía un emplazamiento
militar estratégico debido a su orografía y a su situación en la
banda morisca — de ahí su apellido «de la Frontera» —, donde la reconquista se prolongó hasta finales del siglo xv. Alfonso X cedió la villa y el
castillo de Morón a la ciudad de
Sevilla en 1253, con la condición de que la capital Hispalense se encargase de la defensa de la fortificación. Años después, al no poder hacerse cargo de los gastos, Sevilla devolvió Morón a la Corona de Castilla, entidad a la que perteneció hasta 1285, año en que Sancho IV creó un señorío que otorgó a la Orden de Alcántara.