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OSUNA: 1. HISTÓRIA DE OSUNA...

1. HISTÓRIA DE OSUNA

El origen de Osuna se remonta a la Edad de Hierro hace más de 3000 años cuando los turdetanos habitaban el poblado que posteriormente se conocería como Urso.
En el año 44-43 a. C en los tiempos de Julio César, su lugarteniente Marco Antonio fundaría con los veteranos de las guerras civiles la colonia con el nombre oficial de Colonia Genetiva Julia a la que le dará un estatuto oficial.
Se conservan actualmente su ley colonial fundacional con una inscripción en bronce en varias tablas, conocidas como Lex Ursonensis quese custodia en el Museo Arqueolológico Nacional de Madrid.
Posteriormente un siglo posterior Plinio El Viejo la cita como Colonia Generativa Urbanorum Urso.
Tras la presencia musulmana en Hispania, la ciudad comenzó a denominarse “Oxona” siendo posteriormente conquistada por el rey de Castilla y León Fernando III El Santo en 1239.
En 1264 es entregada a la Orden de Calatrava que creo la Encomienda de Osuna. Por su ubicación estratégica se convirtió en el lugar crucial para la línea fronteriza con el reino nazarí de Granada.
En el siglo XV los caballeros de la Orden de Calatrava cedieron la ciudad de Osuna como Señorío a D. Pedro Téllez Girón cuyos descendientes recibieron el título de Duque de Osuna durante el reinado de Felipe II.
El momento de su mayor esplendor lo consigue en el siglo XVI siendo el titular del Señorío D. Juan Téllez Girón, IV Conde de Ureña, nacido en Osuna en 1494 siendo un personaje, a caballo entre el medievo y el Renacimiento.
Durante más de treinta años dotó a la ciudad de Osuna de un patrimonio monumental de renacimiento sevillano con la construcción de trece iglesias y convento, un hospital, la Universidad, la Colegiata y el sepulcro ducal que le convierte en en el mecenas más importante de su época.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaen y Córdoba. Otras partidas de guerrilleros fueron también muy activas en Córdoba, Sevilla y Huelva como las de Bustamante, Bartolo y Trigo.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Osuna, dentro de la provincia de Sevilla.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Osuna es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.