PALMAR DE TROYA: Tomado del Diario La Hora.. Quito - Ecuador Por:...

Tomado del Diario La Hora.. Quito - Ecuador

Por: Juan Carcelén F. - 24 de Febrero de 2006


La descomposición de los sistemas políticos conlleva al colapso de los valores sociales. En Roma, por ejemplo, el exceso de poder se tradujo en la exaltación de los instintos primarios como símbolo de status.

La clase dominante necesitaba la droga de los placeres prohibidos y sangrientos. Los goces del sexo normal fueron superados por desviaciones de las que se ufanaban los unos y las otras en bacanales desenfrenadas. Embriagados de tanto poder, los césares se sintieron dioses y buscaron la bendición de los sacerdotes a cambio de hacerles participar del festín del fin del mundo.

El imperio que lo padecemos, exhala sus últimos estertores y presenta idénticos síntomas que el final de Roma. Los nuevos Calígulas conversan con sus dioses y creen contar con el aval divino para transformarse en ellos.

Extraña coincidencia de estos días: 1) Muere el “Banquero de dios”, aquel capo que manejó los caudales del Vaticano en contubernio con el Banco Ambrosiano, cuyo Presidente fue hallado colgando del cuello bajo un puente de Londres, por el escándalo que le costó al erario sagrado más de 1.



400 millones de dólares, que luego se descubrió que fue compartido con el “Banquero de la mafia” en los paraísos fiscales de Panamá y Bahamas. 2) El domingo pasado se exhibió en televisión El Padrino III, con su aplastante denuncia de los amarres entre el Vaticano y algún “Don Corleone” real, que deja clavada la sospecha de la muerte (asesinato) de Juan Pablo Primero entre oscuras redes de intereses fiduciarios compartidos con la mafia. 3) Los jerarcas católicos ecuatorianos están en el ojo de la tormenta porque se develaron las jugarretas económicas con los “padrinos” criollos, en las que demostraron ser más expertos que los duchos profesionales de la especulación, aprovechando la careta de dulces ovejas y escondiendo sus ávidas garras debajo de la sotana.

Es un capítulo más de la eterna y vil historia que se pensó superada con la revolución de Alfaro.

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