Para lograr la unión, hay mandamientos que debemos guardar en cuanto a lo que sentimos. Debemos perdonar y no tener malicia alguna contra los que nos ofendan. El Salvador nos dio el ejemplo desde la cruz: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34). No sabemos lo que llevan en el corazón los que nos ofenden ni sabemos de dónde surge nuestro propio enojo u ofensa. El apóstol Pablo nos aconseja cómo amar en un mundo de gente imperfecta, incluso nosotros mismos, cuando dice: "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor" (1 Corintios 13:45). Y en seguida ofreció una solemne advertencia en cuanto a que no debemos reaccionar ante las faltas de los demás y olvidar las nuestras al decir: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido" (1 Corintios 13:12). IGLESIA ECUMENICA DEL ECUADOR.