Esta es la actual
Plaza Nueva de
Sevilla, en donde encontraremos la
fachada principal de su
ayuntamiento. Pero en época visigoda, estos terrenos formaban parte del cauce del
río Guadalquivir, y aunque llegaron a desecarlos, siguió inundándose toda esa zona, por lo que se le conocía como
laguna de la Pajarería.
Ya en la época almorávide cuando se empezaron a construir
edificios en esta zona, fueron muchos los hallazgos que encontraron de restos de
barcos romanos y de cimentación de muelle.
En 1.268, Fernando III donó este terreno a la Orden Franciscana y esta no dudó en construir su
convento. Se trataba del convento de
San Francisco, pero con la ocupación francesa, queda destruido en 1.811 y de él, solo queda la
capilla de San Onofre y el arquillo renacentista (junto al Ayuntamiento) que da acceso a la plaza de San Francisco.
Su conjunto de convento,
hospital e
iglesia lo convirtió en el más grande de Sevilla. Desde allí, algunos de sus franciscanos participaron en la evangelización de América.
Con la desaparición del mismo, queda un gran solar baldío, al que se le denominó Plaza Nueva y quedando como recuerdo el nombre de Plaza de San Francisco a la que se accede por dicho arquillo, al otro lado del Ayuntamiento.