Tomares le debe una estatua a un gran bético, un hombre de notable prestigio, un amigo de sus amigos, un capillita confesional, un loperano de Lopera (presi), un tío que se retrata cuando hay que arrascarse el bolsillo, un pedazo de furbolista que lo dio todo por la camizeta del Tomares, un embajador de Tomares en América. Helio.