Ocupó un capitulo importante en la
historia de
Aragón relativo a los sucesos entre don Pedro de Aragón y su hermano de sangre, Fernan Sánchez de Castro. En la
fachada de la
torre de la
iglesia, sepulcro exterior volado del conde de
Antillón, muerto en Muret y al cual se le negó sepultura en el templo.