El año pasado para la fiesta de Otal, el tiempo no nos acompañó a la subida, pero nos sirvió a todos como una experiencia digna de recordar...la senda parecia interminable, llovia a chuzos pero nadie pensó en darse la vuelta, adentrados en la selva, cabizbajos y calados hasta las trancas. Cuando la lluvia parecia caer con mas fuerza divise Otal, el pueblecico de mi padre, y la alegria de volver a verlo me daba fuerzas para continuar el camino. Llegué a Otal, a lo lejos ya me esperaban con ropa seca ... (ver texto completo)