UN PASEO POR LA SIERRA DE GUARA
La tortuosa travesía pasa absolutamente inmersa en una frondosa espesura boscosa. La cara norte de la Sierra de Guara es una de esas grandes desconocidas, pero que sorprende igual que la sur. Esta ruta acontece por el área noreste, una de las zonas con mayor concentración de pueblos deshabitados. Iniciamos la ruta en el pueblo repoblado de Bara y nos dirigimos hacia los despoblados atravesando la iglesia prerrománica de San Pedro que, frente a su puerta, una pila bautismal nos recibe. Un poco antes de llegar a una rara construcción, cruzaremos el río Alcanadre por un sendero bien marcado que nos llevará a Miz, no sin antes otear en el horizonte el horizontal molino rehabilitado. Miz es un pequeño despoblado de escasas casas coronadas por la iglesia prerrománica de San Martín sumida en el olvido y la nostalgia. Seguimos unos metros en dirección norte hasta arribar a un cruce. Aquí continuamos por el sendero a nuestra izquierda, con intención de llegar a Bibán. Se trata de un escueto pueblo, acentuado por la iglesia de Santa Eulalia del siglo XVlll. La aldea posee una gran extensión con exorbitantes mansiones y extremadas vistas. Sin extralimitarnos, aquí pararemos para explayarnos en el río Alcanadre. Seguiremos camino a Binueste y llegaremos a la Pardineta de Bibán del siglo Xll. Se trata de una construcción con una torre (de marcado carácter defensivo), y una vivienda adosada a dicha torre que expele mucha historia tras de sí. Llegamos a Binueste cuya iglesia es del siglo XVll y está dedicada a San Martín de Tours. Retomamos el sendero de vuelta a Bara, pero para seguir por el paseo alternativo, para hacer la ruta circular. Esta opción transcurre por la arista diestra del Alcanadre, una hondonada algo hombría y más húmeda que la anterior con hermosos montes y prados. El punto más significativo es el mirador de la Predicadera. Desde donde se descubre un horizonte portentoso y a nuestros pies disfrutaremos de los fastuosos meandros del río. Antes de llegar a Bara por esta circular, pasaremos por el viejo molino que vimos al subir. Molino este que aún conserva parte de su vetusto esplendor. Aquí nos podremos dar el último chapuzón en unas zigzagueantes pozas a la sombra de excepcionales chopos cabeceros.
Venancio Rodríguez Sanz
La tortuosa travesía pasa absolutamente inmersa en una frondosa espesura boscosa. La cara norte de la Sierra de Guara es una de esas grandes desconocidas, pero que sorprende igual que la sur. Esta ruta acontece por el área noreste, una de las zonas con mayor concentración de pueblos deshabitados. Iniciamos la ruta en el pueblo repoblado de Bara y nos dirigimos hacia los despoblados atravesando la iglesia prerrománica de San Pedro que, frente a su puerta, una pila bautismal nos recibe. Un poco antes de llegar a una rara construcción, cruzaremos el río Alcanadre por un sendero bien marcado que nos llevará a Miz, no sin antes otear en el horizonte el horizontal molino rehabilitado. Miz es un pequeño despoblado de escasas casas coronadas por la iglesia prerrománica de San Martín sumida en el olvido y la nostalgia. Seguimos unos metros en dirección norte hasta arribar a un cruce. Aquí continuamos por el sendero a nuestra izquierda, con intención de llegar a Bibán. Se trata de un escueto pueblo, acentuado por la iglesia de Santa Eulalia del siglo XVlll. La aldea posee una gran extensión con exorbitantes mansiones y extremadas vistas. Sin extralimitarnos, aquí pararemos para explayarnos en el río Alcanadre. Seguiremos camino a Binueste y llegaremos a la Pardineta de Bibán del siglo Xll. Se trata de una construcción con una torre (de marcado carácter defensivo), y una vivienda adosada a dicha torre que expele mucha historia tras de sí. Llegamos a Binueste cuya iglesia es del siglo XVll y está dedicada a San Martín de Tours. Retomamos el sendero de vuelta a Bara, pero para seguir por el paseo alternativo, para hacer la ruta circular. Esta opción transcurre por la arista diestra del Alcanadre, una hondonada algo hombría y más húmeda que la anterior con hermosos montes y prados. El punto más significativo es el mirador de la Predicadera. Desde donde se descubre un horizonte portentoso y a nuestros pies disfrutaremos de los fastuosos meandros del río. Antes de llegar a Bara por esta circular, pasaremos por el viejo molino que vimos al subir. Molino este que aún conserva parte de su vetusto esplendor. Aquí nos podremos dar el último chapuzón en unas zigzagueantes pozas a la sombra de excepcionales chopos cabeceros.
Venancio Rodríguez Sanz