En torno a los orígenes del nombre Camporrells, Bienvenido Mascaray, expone"
Un ejemplo perfecto de lo que acabamos de exponer es el topónimo Caboregs, forma primitiva, no mixtificada, perfectamente descriptiva de un hecho diferenciador muy notorio, nombre verdadero, en realidad, de la localidad conocida desde hace muchos siglos como Camporrells. Siendo que el nombre actual es aceptado sin discusión alguna, usado con toda generalidad, que tiene raíces muy antiguas (aunque falsas), ¿qué pretendo?, ¿poner una pica en Flandes?, ¿sembrar la discordia? La respuesta es bien simple y breve: me gusta (y, estoy seguro, también a más de un lector) que brille y se conozca la verdad, aunque sea por unos instantes, aunque parezca intrascendente, sin esperar nada, porque el mundillo de las filias y fobias, del hacer o no, del tejemaneje, de la politiquilla municipal, provincial o autonómica, eso sí que es, en verdad, intrascendente...
Siguiendo la exposición de Joan Corominas (Onomasticon cataloniae, III, 225) vemos que la primera mención del lugar, año 1.063, responde a la forma Caboregs; enseguida, 1.067, aparece una leve modificación, Caborrels, y ya en 1.103 la mixtificación plena en Camporrells, que se perpetúa con ligeras variantes (Camporels, Camporrels, Camporells) desde fechas inmediatas. Aparecen, además, nombres de barón como Berengarius de Campo Borrellus. Pues bien, el autor, que ha visto en las formas mixtificadas uno de aquellos nombres básicos en Toponimia (campo) se aferra a éste (es su tabla de salvación) y supone (mal) que las dos formas primeras de 1.063 y 1.067 tenían asimismo m, Ca (m) boregs y Ca (m) borrels, con lo que queda el camino expedito para la interpretación de Caboregs como un Campo-Borrellus > Campo (bo) rrell (u) s, “campos bermejos o rojos”, cuadrada a martillo en lo fonético e irreal y absurda en lo semántico.
Un ejemplo perfecto de lo que acabamos de exponer es el topónimo Caboregs, forma primitiva, no mixtificada, perfectamente descriptiva de un hecho diferenciador muy notorio, nombre verdadero, en realidad, de la localidad conocida desde hace muchos siglos como Camporrells. Siendo que el nombre actual es aceptado sin discusión alguna, usado con toda generalidad, que tiene raíces muy antiguas (aunque falsas), ¿qué pretendo?, ¿poner una pica en Flandes?, ¿sembrar la discordia? La respuesta es bien simple y breve: me gusta (y, estoy seguro, también a más de un lector) que brille y se conozca la verdad, aunque sea por unos instantes, aunque parezca intrascendente, sin esperar nada, porque el mundillo de las filias y fobias, del hacer o no, del tejemaneje, de la politiquilla municipal, provincial o autonómica, eso sí que es, en verdad, intrascendente...
Siguiendo la exposición de Joan Corominas (Onomasticon cataloniae, III, 225) vemos que la primera mención del lugar, año 1.063, responde a la forma Caboregs; enseguida, 1.067, aparece una leve modificación, Caborrels, y ya en 1.103 la mixtificación plena en Camporrells, que se perpetúa con ligeras variantes (Camporels, Camporrels, Camporells) desde fechas inmediatas. Aparecen, además, nombres de barón como Berengarius de Campo Borrellus. Pues bien, el autor, que ha visto en las formas mixtificadas uno de aquellos nombres básicos en Toponimia (campo) se aferra a éste (es su tabla de salvación) y supone (mal) que las dos formas primeras de 1.063 y 1.067 tenían asimismo m, Ca (m) boregs y Ca (m) borrels, con lo que queda el camino expedito para la interpretación de Caboregs como un Campo-Borrellus > Campo (bo) rrell (u) s, “campos bermejos o rojos”, cuadrada a martillo en lo fonético e irreal y absurda en lo semántico.