Allá por los años 60, en que, siendo un niño, viví como emigrante en este pueblo, Eriste estaba dividido en dos sectores: el pueblo propiamente y el poblado, separados por un caudaloso arroyo afluente del Ésera. Recuerdo que en el poblado había unos columpios de los que no nos dejaban disfrutar a los niños del pueblo. Nunca lo entendí.