Es un tajo en el cordal fronterizo, pero tiene una leyenda. Rolando, un comandante de Carlomagno que protegía su retaguardia, fue vencido. Para que su espada Durandal no cayera en manos enemigas intentó partirla contra la
roca. Desde muy lejos puede parecer una muesca en el horizonte, pero sus 100 m de altura cuando está allí, despeja toda duda.