Santa Olaraia de Ara y en primer plano el pajar y la era de Ferrer. Singular y bello rincón del Pirineo en el cual tuve la dicha de nacer, ahora desde la distancia en el espacio y en el tiempo la nostalgia aflora y los recuerdos se idealizan todavía mas; esperemos que un día no lejano, este lugar casi deshabitado, pueda salir del silencio impuesto y recuperar la vitalidad perdida hace casi cuarenta años.
L. Lacasa.
L. Lacasa.