Se trata de una de las
plazas porticadas más bellas de
Aragón y donde se han ido ubicando los principales
edificios civiles de
Graus. Están sustentados sobre diferentes
arcos: de medio punto, ojivales y adintelados y fueron creados para albergar uno de los recursos económicos más importantes de la villa, el
comercio, instalándose bajo sus porches los comerciantes que venían a los
mercados y a las
ferias.