La iglesia románica de San Vicente de Labuerda.
Restaurada recientemente, es uno de los ejemplos mejor conservados del románico aragonés. Data del siglo XII, y no tiene ampliaciones posteriores como el campanario barroco de San Sebastián de Labuerda.
En su interior, visitable solamente en días laborables de los meses de verano, existen frescos de época temprana con motivos pertenecientes a la iconografía de la orden del Temple, orden religiosa y militar que combatió en la zona durante la reconquista aragonesa, por tanto dan idea del periodo de agitación que vivía el valle del Cinca cuando el templo se fundó ( Recordemos la proximidad del conjunto respecto a l'Ainsa, primer bastión musulmán en ser reconquistado ).
De épocas más tardías se encuentran frescos y cenefas barrocos en las paredes interiores del templo, y un gran retablo de finales del XVIII representando los martirios de San Visorio, santo ermitaño que presuntamente hubo habitado la zona y que fue ejecutado por los musulmanes, y al cual está dedicado el templo.
Dentro de la misma nave central también se expone una pintura de finales del XVIII representando el martirio y muerte de San Visorio a manos de los sarracenos, junto con un esbozo de la obra que fue descubierto recientemente.
En conjunto, una visita obligada para quien viaje por la zona.
Juan Ramón Lascorz. Autor de la foto.
Restaurada recientemente, es uno de los ejemplos mejor conservados del románico aragonés. Data del siglo XII, y no tiene ampliaciones posteriores como el campanario barroco de San Sebastián de Labuerda.
En su interior, visitable solamente en días laborables de los meses de verano, existen frescos de época temprana con motivos pertenecientes a la iconografía de la orden del Temple, orden religiosa y militar que combatió en la zona durante la reconquista aragonesa, por tanto dan idea del periodo de agitación que vivía el valle del Cinca cuando el templo se fundó ( Recordemos la proximidad del conjunto respecto a l'Ainsa, primer bastión musulmán en ser reconquistado ).
De épocas más tardías se encuentran frescos y cenefas barrocos en las paredes interiores del templo, y un gran retablo de finales del XVIII representando los martirios de San Visorio, santo ermitaño que presuntamente hubo habitado la zona y que fue ejecutado por los musulmanes, y al cual está dedicado el templo.
Dentro de la misma nave central también se expone una pintura de finales del XVIII representando el martirio y muerte de San Visorio a manos de los sarracenos, junto con un esbozo de la obra que fue descubierto recientemente.
En conjunto, una visita obligada para quien viaje por la zona.
Juan Ramón Lascorz. Autor de la foto.