La portalada es de un estilo
gótico flamígero. En ella, en el interior de un
arco conopial, figura una imagen de la
Virgen con el Niño, sobre una basa y protegida por un doselete. Ninguno de los dos conserva la cabeza. A ambos lados se sitúan dos ángeles que parecen custodiar y proteger a la Virgen. Fuera del arco conopial aparecen reflejadas dos ruedas de
piedra de
molino, alusivas al martirio de
San Vicente. La portalada ha sufrido los efectos de la erosión, pues la pequeña lonja que la proteje es de construcción posterior. El diseño de la portalada es semejante al utilizado en la
iglesia de Sinués, en el
valle de Aísa.