Alla arriba estás, silencioso entre
montañas, esperando la visita de algún montañés, de un antiguo vecino que todavia es capaz de reunir fuerzas y plantarse en la
casa que le vió nacer y que ahora, yace en el suelo, sin vida, muerta.... ya no hay niños correteando por las
calles, ni mujeres haciendo sus labores, ni abuelos contando viejas historias, nisiquiera perros buscando
sombra... el vacio inunda el
pueblo, la única vida es la de aquellas zarzas que abrazan con fuerza las paredes, como en un
... (ver texto completo)