Este lugar se relacionó durante la Edad Media con la fecundidad, donde acudían reyes y nobles aragoneses en busca de descendencia masculina. El rey de
Aragón Pedro IV acudió a
San Martín para pedir descendencia con su tercera esposa y la obtuvo.
A partir de entonces se propagó la noticia entre los nobles, y se sabe que el Conde de Ribagorza, y su tercera mujer Doña Ana de Sarmiento, en el año 1524, cruzaron descalzos la Val d'Onsera pidiendo también descendencia, consiguiendola al año siguiente.