Sandiniés es un pueblo todavía pueblo. Con sus gentes auténticas. Cuando pasas por su lado te dicen "adiós" como lo han hecho desde siempre, y a eso no estamos acostumbrados en la ciudad. Es un pueblo que se dedica a la ganadería y agricultura, pero que está en el momento actual en la mentalidad de sus gentes. Son cultos, elegantes, acogedores. Las casas en verano están llenas de flores, que dan un colorido especial a sus calles y a sus fachadas de piedra. Hay unos portales con unos escudos nobiliarios impresionantes. No os perdaís este rincón del Pirineo en el Valle de Tena. Os encantará.