Este fin de semana he estado nuevamente en Sasé.No ha cambiado mucho, pero he sentido que es el fin del pueblo. Solo queda una pareja de jovenes y se está desintegrando completamente. La montaña está seca, baja muy poca agua y el aspecto es desolador. Mis primos se quedaron impresionados por lo mal que estaba. Creo que no volveré a subir. No vale la pena pasar un mal rato. Solo una cosa buena, han ensanchado la pista forestal.