Os permitís el lujo de no pensar. Os permitís el lujo de comprar conciencias. Os permitís el lujo de convertir el patrimonio cultural de un pueblo en una macrodiscoteca. Vuestro dinero comprará los permisos necesarios y vuestra retórica acallará las conciencias más tibias y cuando os marcheis de allí y los restos de vuestra Villamarchosa hayan enterrado para siempre lo que fue un pueblo donde la gente nacía y moría mucho antes de que vosotros existierais, nosotros seguiremos allí para hablar del ... (ver texto completo)