Torla-Ordesa esta situada a 1032 m. de altitud y tiene 233 habitantes, ostenta la administración del municipio del mismo nombre. Se encuentra en el
valle glaciar del
rio Ara (es el único rio de
España con cierta importancia que no ha sido represado en toda su longitud de 70 km hasta su desembocadura en el rio Cinca en Ainsa). Bajo la mirada del imponente macizo de Mondarruego (2.848m) es la
puerta de acceso al Valle de Ordesa, digno de visitar por sus espectaculares vistas, por su variedad de rutas de diferentes niveles de dificultad y por su curiosa
flora y
fauna.
El
puerto de Bujaruelo es el paso fronterizo natural con
Francia accediendo directamente a la poblacion de Gavarnie a traves de la
carretera de “col de tentes”.
El nombre de torla es una derivacion de “
torre” en referencia a la torre que existio para defensa de los franceses en la epoca de Juan II de
Aragón (siglo XV). Esta “torre” con su fortaleza se situaba donde ahora se encuentra su hermosa
iglesia de estilo
románico, construida sobre una gran
roca por donde pasa la carretera actual gracias a un
tunel.
Alla por 1.512 se le concede el titulo de villa por honores de los que allí vivían, desde entonces, se intenta dar honor a tal titulo conservando
calles limpias,
casas restauradas y sobre todo en
verano, engalanando
balcones y
ventanas con preciosas macetas con
flores realzando la natural belleza de sus calles inclinadas,
arquitectura curiosa y especiales vistas a 360º.
El modo de vida o
fuente de ingresos ha sido durante mucho tiempo la
ganadería, casi exclusivamente. Hoy en día todavía quedan ganaderos y muchos vecinos aprovechan la tierra para trabajar prosperos
huertos pero la gran fuente de ingresos es el turismo. A consecuencia de ello Torla-Ordesa dispone de todos los servicios, alimentación, consulta medica,
farmacia,
colegio,
tiendas de regalos,
restaurantes,
refugios,
hoteles, apartamentos...
Historia.-La historia de Torla ha quedado muy marcada por su condición fronteriza, bien como cañada de paso de
ganado, como frontera, o también por numerosos conflictos que enfrentaban a Torla y el Valle de
Broto al que pertenece, contra el valle vecino de Bareges.
Razzias, saqueos y enfrentamientos los hubo durante todo el siglo XV pero a raíz de uno de los mas terribles, alla por 1.512 fue cuando dotaron a Torla con el titulo de “villa”y a los torlenses la justa fama de “bravos” después que los ftanceses se retiraran a su frontera a causa de la emboscada que sufrieron en la garganta de correador o escalar. Allí dieron muerte a dos capitanes enemigos siendo enterrados con todos los honores en
San Salvador donde todavía hoy reposan.
Entre 1.525 y 1.550 se levantaron fortificaciones de defensa. Torla estuvo amurallada por entonces pero tras varias batallas y guerras (sucesión, batalla con Marques de Saluzzi (1706), guerra de convención (1792-1795), la de independencia (1808-1814), por ultimo la guerra civil) solo conserva una parte de su
castillo (abadía y
museo etnológico), la torre de
casa mesonero donde estaría la denominada puerta de Francia y restos de
torres y
puertas en otras casas como en Casa Ruba.
El siglo XVII sin embargo fue de esplendor económico gracias a una larga paz con Bareges unido al
comercio, terminaron por enriquecer a muchos vecinos del lugar y levantaron bonitas casonas que aun conservan; casa
Viu, Ruba, Olivan, Café, Sastre, Pintao, Colosca y Tapia. En este siglo de prosperidad es cuando se amplia la iglesia de San Salvador, conocida como de San Pedro hasta el siglo XV. La obra se concluiría hacia 1679 añadiendo hermosos
retablos, ornatos,
órgano y sillería, todo ello perdido lentamente durante la guerra civil española.
Tambien, en la villa hubo
monasterio, el de San Basilio, con origen desconocido a causa de su escasa riqueza. Desaparecio a comienzos del siglo XVII siendo comprados sus
edificios y terrenos por Casa
Lardies conocida desde entonces como Casa Fraile quedando como pequeña prueba de la existencia del monasterio una
piedra con una inscripción y una
virgen.
Después de batallas y guerras antes nombradas es finalmente en la guerra de independencia en 1809 cuando los guerrilleros no pudieron evitar la entrada de los franceses en Torla y su terrible saqueo.
Un último reto para los torlenses fue la guerra civil que termino reduciendo en mucho su ya escasa población.
Arquitectura.- Un
paseo por sus calles te acogerá en un encanto entre rural y
medieval, destacando la iglesia de San Salvador con sus retablos y estilo románico. el castillo actualmente convertido en abadía y museo etnológico con pinturas
medievales y la cripta de san jorge. la
plaza mayor del siglo XIII y la casa consistorial restaurada a finales de los años 50.
También cuenta con casonas del Siglo XIII hasta el siglo XVIII, con
escudos infanzones. Como no destacar las
chimeneas (chamineras como aquí las llaman) con los conocidos espantabrujas llenos de historias y fabulas. También podrás descubrir las tizoneras (leñeros alzados en las
fachadas), bonitas ventanas con
arco geminal, recatados ventanucos, curiosas
piedras encima de las puertas y bonitos tiradores. Dar un paseo por Torla -Ordesa te llevara a empinadas calles de
montaña recientemente restauradas con piedra de la zona. Pedriños en las fachadas donde el viajero se puede parar en el
camino tanto para consultar la dirección a seguir de su ruta como para descansar un ratito tomando un poco el fresco de la montaña.
Costumbres y
tradiciones.- La riqueza folclórica y etnológica de Torla-Ordesa es original y peculiar. De todo lo conservado, sin duda los dos grandes motivos de orgullo para los torlenses son sus dances tradicionales y el denominado
Carnaval.
Cada 12 de octubre, haciendo honor a la Virgen del Pilar, patrona de la localidad, los mozos casaderos de Torla-Ordesa, vestidos con los
mantos tradicionales, bailan tres tipos de
danza:
- El Palotiau, bailado en
procesión con la Virgen del Pilar, representa las luchas por el control de los pastos de alta montaña y las mugas. En la misma y "armados" con gruesos palos de boj ó avellanera, los mozos los golpean tratando de quebrar el palo del contrario al son del Palotiau.
-La Jota, en nada parecida a la popular jota aragonesa. Menos movida, representa las
reuniones pastoriles
nocturnas que se realizaban para proteger en común los rebaños de ladrones y bestias.
- El Repatán, sin duda el más popular y temido de todos. En él, nuestro Mayoral, es decir el más veterano de los danzantes, pone a prueba la resistencia de todos y cada uno de los pastores ejecutando una alocada danza que representa la recogida del ganado cada
invierno (ni que decir tiene que el ganado lo representan los mismos y asombrados espectadores). Al final y tras un breve descanso en Casa Carneta, el Mayoral decide probar la fortaleza del Repatán (el más novato de los danzantes) con el fin de probar si merece o no llegar a ser pastor, para lo cual aligera el ritmo y enloquece al más breado y fortachón de los repatanes. Es el más esperado de todos los dances por su espectacularidad y evidente riesgo físico para danzantes..... y espectadores.
·Prohibido durante la Dictadura, el empeño de la
juventud torlense de los años 80-90 consiguió recuperar su afamado Carnaval. Para ello, el sábado anterior al miércoles de ceniza, el Tenedor (cazador local) atrapa al Carnaval (especie de demonio grotesco y burlón) y para demostrar su valía y recibir las alabanzas del
pueblo, el Tenedor lo pasea casa por casa disfrutando de la Ronda, en la que se da buena cuenta del vino rancio, rosquillas, buñuelos y empanadas de membrillo tradicionales de estas fechas, acompañados de una buena charanga.
Finalmente tiene lugar el inigualable juicio al Carnaval en el que un
Juzgado formado por curas y monjes acusa al Carnaval de todos los males acaecidos en el pueblo a lo largo del año (desde un brazo roto hasta los malos noviazgos). El juicio se realiza en fabla y ante las acusaciones de los jueces, el Carnaval responde con contestaciones cargadas de gracia que provocan las risas e hilaridad de los espectadores. Finalmente condenado se mata al Carnaval...... hasta el año que viene.
Prácticamente desconocidas para el público en general son nuestras
romerías. En ellas, el pueblo marcha hasta la ermitay tras celebrar misa, se reparte torta bendecida que según la
tradición, proporciona al que la come aquello que se supone otorga el
santo. Es una de las herencias mejor conservadas de Torla dado que de las cinco romerías que en tiempos existieron se conservan cuatro y todavía hoy pueden visitarse las cinco
ermitas perfectamente conservadas.
El 17 de enero se sube a San Antón para rogarle por el ganado.
El 8 de mayo se hace lo propio rogándole por el cuidado de los
campos a San Miguel, antiguo pueblo desaparecido hacia 1740 y del que nos queda su iglesia, construida en 1620.
En mayo, coincidiendo con la Segunda Pascua, se sube a Sta Elena, matrona de Torla, y cuya
ermita, levantada a finales del siglo XVIII fue en realidad, una pardina que sirvió para guardar ganado o incluso proteger a resistentes. Es en la única ermita que se conservan los gozos a la
santa, cantados al final de la celebración.
El día 13 de diciembre veneramos a Santa Lucia en su ermita para que nos proteja la vista, como está muy próxima a la localidad la
romería tiene un menor recorrido.
Por último Santa Ana es una diminuta ermita construida por la
familia Viu, en 1606 para que protegiera una de sus posesiones más queridas y alejadas. Su romería que se festejaba cada 26 de julio se perdió en cuanto el turismo afloró como principal fuente de ingresos en la villa y ello impedía a la gente encontrar tiempo para acudir a la misma.