Efectivamente. En este pueblecito pasamos diría que tres largos
veranos de mi infancia. Desde entonces no he vuelto pero entonces estaba casi deshabitado. Esos veranos son de las cosas más maravillosas que me han pasado en la vida. Tengo muchísimos recuerdos: las otras
familias, el pastor y sus
ovejas que algún día acompañamos en su
paseo por las
montañas, el señor "Frary" y su huertecito, el
rio, los
bailes de los
pueblos de los alrededores, una medalla de natación, la subida hasta la
ermita desde
... (ver texto completo)