Alcañiz es capital y sede de la comarca del Bajo
Aragón. Cuenta con 16.000 habitantes y se ubica al sudeste de
Zaragoza a unos 90 kilómetros de la misma. El
caserío se extiende alrededor de una elevación natural rodeada casi por completo por el
río Guadalope y coronada por la fortificación de la que trataremos y cuya
historia se pierde en tiempos de la romanización del territorio. Esta tierra fue reconquistada por Alfonso I el Batallador quizá hacia 1120 a raíz de las conquistas de Calatayud y Daroca. Lamentablemente este territorio
ganado se pierde tras el desastre de la derrota que sufre El Batallador en Fraga en 1134 y no será de nuevo cristiana hasta que Ramón Berenguer IV la tome definitivamente en 1157. No hay evidencias de que existiese
castillo en tiempo del Batallador y el hecho fundamental para que surja como tal, es la cesión de villa y castillo a la orden de Calatrava por parte del rey Alfonso II, primer monarca de la Corona de Aragón.
Obligado es hacer mención al gesto heroico que dio origen a la Orden de Calatrava, primera orden
militar hispana. Alfonso VII de Castilla tomó la
plaza de Calatrava a los árabes en 1157 confiando su defensa a la orden del Temple quienes ante el avance islámico la devolvieron al monarca por no poder defenderla. El rey ofreció la plaza a quien estuviese dispuesto a defenderla. Lo sorprendente es que quien dio un paso al frente fue nada menos que el abad del
monasterio cisterciense de Fitero, Raimundo Serrat, asesorado y acompañado por otro monje (Diego Velázquez) quien antes de profesar había sido militar. El rey castellano hubo de aceptar la oferta donando Calatrava en 1158. El abad de Fitero y fray Diego Velázquez consiguieron reunir un
ejército de más de 20.000 monjes y soldados lo cual fue disuasorio para el intento de toma por parte de los árabes.
En 1179 sería Alfonso II el que cediera el castillo de Alcañiz a la Orden de Calatrava como recompensa a sus servicios en la reconquista. Así pues no es de extrañar el hecho de que el estilo edificativo de lo que aquí encontraremos sea cisterciense; de finales del XII o principios del XIII Castillo de Alcañiz
De grandes dimensiones y perteneciente a la Orden de los Calatravos, se alza imponente sobre Alcañiz, siendo una de las fortalezas más monumentales de Aragón.
Castillo calatravo de AlcañizParador de AlcañizPinturas góticas del castillo de Alcañiz
El conocido como Castillo de los Calatravos domina la ciudad desde lo alto de la llamada loma de Pui
Pinos. Se construyó ya en época islámica como enclave defensivo de gran importancia.
Ha sido castillo,
palacio, cárcel, cuartel,
cementerio y residencia. El
edificio actual, convertido en
Parador Nacional, es el resultado de numerosas reformas y ampliaciones que han dado lugar a una compleja planta en la que el palacio
medieval y el palacio barroco comparten el gran
claustro del siglo XIV. En el exterior, todo el recinto queda rodeado por una pequeña
muralla reformada en el siglo XIX.
La parte más antigua del castillo corresponde a la zona nordeste, en la que se levantan la bella
Torre del
Homenaje y la
Capilla, ambas fechadas a finales del siglo XII e inicios del siglo XIII.
De gran belleza son sus pintura góticas, que datan de la primera mitad del siglo XIV y constituyen uno de los conjuntos de pintura mural más interesantes de Aragón.
Tras un periodo de
ruina, en 1925 fue declarado
Monumento Nacional, y ya en los años cincuenta fue parcialmente reformado. En la década siguiente, y con la intención de habilitar parte de él como Parador Nacional, se llevó a cabo una profunda reforma y consolidación de este magnífico conjunto.