El subsuelo de
Alcañiz está surcado por una enmarañada red de galerías y
pasadizos subterráneos que comunican entre sí el
castillo, las
iglesias y los principales
edificios del
casco antiguo. Han tenido distintos usos a lo largo de la
historia, sirviendo incluso como medio de defensa o huida ante posibles conflictos bélicos.
Bajo la Oficina de Turismo hay un espacio subterráneo al que se accede por una estrecha
escalera excavada en la
roca. De aquí parten dos estrechos pasadizos, uno en dirección
calle Mayor y otro en dirección a la nevera
medieval que está situada en los bajos de la
Plaza de
España.
La nevera medieval es un gran espacio de 20 metros de longitud en cuya base se conserva una red de pequeños
canales que desembocan en un
pozo de planta cuadrada. Era un almacén de hielo que guardaba durante todo el año
nieve y hielo para conservar alimentos o para fines medicinales. La nieve se introducía en
invierno desde el exterior a través de dos aberturas todavía visibles. Los canales drenaban el lugar evitando el encharcamiento del mismo y conducían hacia el pozo el
agua deshelada. De la nevera emergen otros pasadizos, entre los que destaca una antigua galería que conduce al
patio del
Ayuntamiento.