Desde el centro del
pueblo, un par de kilómetros, cuesta arriba pero
camino muy bien pavimentado, nos llevan a la
ermita de
San Macario. Rodeada de un
parque muy cuidado, con mesas y asadores, ideal para disfrutar del día y con unas vistas increíbles. El conjunto dispone también de un
restaurante y una hospedería, por lo que se pueden disfrutar de unos días en un entorno sano y muy agradable