Pasamos una tarde estupenda, nos hizo la visita guiada el alcalde que nos llevó hasta la nevera a través del pueblo. Después visitamos la iglesia y el organista nos deleitó con una demostración de lo bien que suena el órgano del siglo XVIII. Descansamos un rato en el bar, con unas vistas estupendas desde la terraza y, de vuelta hacia el bus, fuimos callejeando, descubriendo rincones sorprendentes. Un pueblo muy bonito y bien cuidado. Felicidades a los vecinos