La
iglesia puede presumir además de
color. Las paredes y techos se encuentran decorados completamente por una serie de simbólicas, extrañas y fascinantes pinturas al fresco del Siglo XVIII, muy posteriores a la época en que los templarios eran dueños y señores de la comarca que recibe el nombre de la Orden, con los cuales se ha querido identificar la simbología y significado de estas enigmáticas pinturas, que han recibido interpretaciones muy diversas por parte de especialistas, de una manera sobria por la mayoría y de un modo quizás más fantasioso por parte de una minoría.